El acto de perdonar no sólo puede mejorar nuestras emociones y salud psicológica, sino también física, según demuestran distintos estudios científicos. De acuerdo a conclusiones abordadas por especialistas del Johns Hopkins Medicine en los Estados Unidos, es una acto que puede ayudar a bajar el riesgo de ataque cardíaco, así como mejorar los niveles de colesterol y de sueño, entre otros factores.
Ademas, reduciría el dolor, la presión sanguínea y los niveles de ansiedad, depresión y estrés en general.
“Existe una enorme carga física derivada de sentirse herido y disgustado“, indicó al respecto la doctora Karen Swartz, una de las responsables del estudio.
Es que la ira crónica, el enojo sin procesar, nos ubica en un modo de continua “lucha o huida”, lo que da lugar a cambios en el ritmo cardíaco, la presión arterial y la respuesta inmune.
Estos factores, con el tiempo, pueden desencadenar en problemas de salud con el tiempo: se ve incrementado así el riesgo de sufrir depresión, enfermedad cardiaca y diabetes, entre otros trastornos. Sin embargo, el perdón calma los niveles de estrés y conduce a una mejora de la salud, señalaron los expertos.
El perdón no se refiere sólo a las palabras, a decir sólo “te perdono”, sino que tiene que ver con un proceso interno y activo “en el que se toma una decisión consciente de dejar ir los sentimientos negativos lo merezca la persona o no“.
Al liberar la ira, el resentimiento y la hostilidad, uno empieza a a sentir empatía, compasión y, en algunas ocasiones, hasta se puede llegar a sentir afecto por la persona que fue injusta.
Las investigaciones han descubierto que algunas personas son de forma natural más propensas al perdón. Por esto, tienden a sentirse más satisfechas con sus vidas y a tener menos depresión, ansiedad, estrés, ira y hostilidad. Las personas que se perpetúan en el enfado, por el contrario, son más proclives a experimentar depresión severa y trastorno de estrés postraumático, así como otros trastornos de salud.
Deja una Respuesta
¡Sé el primero en comentar!