Estas fechas son sinónimo de comilonas: la mesa navideña puede ser un verdadero muestrario de cantidad de alimentos, salados y dulces, frescos o cocidos, que pueden ser de gran atractivo no sólo para los grandes de la familia, sino también para los más pequeños.
Muchos bebés o niños quizá quieran probar varias de estas opciones, y si bien el bebé, a medida que va creciendo, va incorporando más y más alimentos sólidos, hay ciertos cuidados que habrá que tener.
De todos los alimentos que se pueden encontrar en una mesa de Navidad o Fin de Año, los más peligrosos para los pequeños son aquellos que pueden llegar a obturar las vías respiratorios o hacer que el niño se atragante seguido, los cuales convendrá evitar que sean consumidos hasta, por lo menos, los tres años de edad.
Así, habrá que tener cuidado con los frutos secos (almendras, cacahuetes, avellanas, etc.), las cerezas y olivas, los trozos de zanahoria cruda o granos de uva enteros, o incluso los caramelos ácidos.
Sin embargo, vale hacer una aclaración: no es lo mismo el atragantamiento que el ahogamiento. Lo primer es algo casi normal y esperado, cuando los pequeños comienzan a ingerir alimentos sólidos, y es cuando algún alimento queda a mitad de camino en su paso al estómago.
El ahogamiento es algo ya más serio, es cuando algún alimento o partícula se desvía hacia los pulmones.
En cualquier caso, supervisa lo que tu pequeño se lleve a su boca, y no lo dejes nunca comiendo solo.
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